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Microbiografías de adolfo payés

sábado, 8 de marzo de 2008

Marcel Duchamp - Parte 2

La problemática de las sombras proyectadas muestra como lo infraleve es para Duchamp un modo de pasar de la segunda a la tercera dimensión, puesto que otorgaría a la obra un relieve y por otro lado crea un espacio óptico que contradice las leyes físicas. Ese es al fin y al cabo, uno de los principales intereses de Duchamp, escapar de lo científico. Pese a sus conocimientos en el ámbito de la matemática y la física y sus estudios sobre la cuarta dimensión, su actitud vital siempre fue más fuerte, y cuando utilizó sus premisas fue para relativizarlas aportando su lógica personal, donde las aparentes contradicciones se superponen sin perder su significado. Superó a través de sus complejas instalaciones el ámbito físico, pero también lo artístico desde todas sus convenciones. Además de desarrollar su visión tan personal del amor y el arte creó toda una categoría simultáneamente que arranca de nuestros instintos; lo infraleve conlleva una profunda observación, una poética francamente sugestiva que culmina en cada obra una coherencia semántica común a toda su producción.http://www.babab.com/no09/marcel_duchamp.htm
El incorregible revolucionario
Josefina Sánchez de Frangoulides
"Los dos pintores que han ejercido mayor influencia en nuestro siglo son Pablo Picasso y Marcel Duchamp. El primero por sus obras y el segundo por una obra que es la negación misma de la moderna noción de obra" Octavio Paz
No es de ninguna manera mi intención la de sonar grosera o que se me malinterprete. Pero debo decirlo: a mi, Marcel Duchamp me robó una idea. Puede sonar duro o petulante pero es taxativamente así. Por aquí, el lector avispado se estará preguntando cuál fue el pecado cometido por este señor para merecer tamaña acusación...pero, momento...que ya paso a explicar.
Hace algún tiempo, en una de esas mañanas en las que el genio que me habita se hizo presente, se me ocurrió una idea. Luego de miles de cuestionamientos logré llevarla a cabo, la terminé (cosa realmente inusual) y la convertí en una obra que expuse y muchos, que al igual que yo "no sabían", hasta me felicitaron. La gran idea: utilizar una rueda de bicicleta para intentar rodar una estructura circular, símbolo de la cocina de mi casa, alegoría de la rutina doméstica. Me convertí así en una especie de paradigma para las miembras de agrupaciones de housewifes emancipadas gracias a las lavadoras automáticas, los microondas y los colegios de jornada completa. Tuve algo más que mis quince minutos de fama correspondientes y los disfruté, hasta que...apareció el primer papanatas que me dijo las horribles palabras:
Eh! Pero esa idea ya la había llevado a la práctica Marcel Duchamp en 1913 y, con una cruel sonrisa de placer, me pasó una fotocopia gastada que decía: "En 1913 tuve la feliz idea de fijar una rueda de bicicleta sobre un taburete de cocina. Unos meses más tarde compré una reproducción barata de un paisaje de atardecer invernal, que llamé "Farmacia" tras haberle añadido dos breves toques, uno rojo y el otro amarillo, al horizonte. En Nueva York, en 1915, compré en una quincallería una pala de nieve sobre la que escribí: "En previsión de brazo roto" ("In advance of the broken arm").

Fue por esa época cuando se me ocurrió la palabra "ready-made" para designar esta forma de manifestación" (M. Duchamp) Las pruebas estaban a la vista (con fotito y todo) y sin querer significar nada, ni reivindicar a la mujer ama de casa, a ese "tipo" se le había ocurrido también. ¿Pero cómo es posible que me hayan robado una idea aún antes que mis padres nacieran? No sé como, pero que me la robó...me la robó (y encima la patentó antes que yo) convirtiéndose así en el artista que hizo posible la vanguardia artística. Desde el dadaísmo hasta la performance; desde el arte conceptual al minimalismo; desde el pop-art, hasta las instalaciones actuales, los happening de los sesenta, la música concreta...Nada de todo esto hubiese sido posible sin la impronta precursora de Duchamp.
Por eso, y porque no me gusta que me roben, es que hoy quiero hablar de este "inventor" de un arte nuevo: del anti-arte. El ready-made, objetos "ya hechos" que arrancados de su contexto y función específica fueron pensados para no entrar en ninguna de las categorías aceptadas en el mundo del arte. De todos ellos, el abanderado, el que marcó una nueva estrategia fue su "Fuente": un mingitorio de porcelana que envió firmado con el seudónimo de Richard Mutt, oblando los seis dólares obligatorios para la inscripción a una exposición de la Sociedad de Artistas Independientes de New York, de la cual no sólo era socio fundador, sinó también jurado. Cuando ese misterioso objeto llegó al Grand Central Palace, los jurados escandalizados, lo rechazaron de inmediato sin siquiera comunicar al tal Mutt, las argumentaciones de tal decisión. Pero Marcel Duchamp estaba allí, junto al jurado, así que se enteró y supongo también que en cierto punto lo gozó.
Este hecho reaccionario, brillante, imaginativo y rebelde, no hay dudas que dividió al arte en dos partes: por un lado toda una concepción estética sustentada en cuatro siglos de humanismo y por el otro, una cuestión fundamental para las letras y el pensamiento del siglo XX: la pérdida del sentido, el apartarse deliberadamente de la apariencia externa.
En la excelente biografía que Calvin Tomkins realizó sobre Duchamp, lo llama "el anartista", un exacto juego de palabras: el anti-artista, en definitiva lo que el mismo Duchamp decidió ser luego de haber realizado obras monumentales cambiando el clásico tema de la figura en reposo, investigado en el movimiento y la idea de máquina humana. Con su "Desnudo descendiendo por una escalera", y con "El Gran vidrio" (una obra en la que trabajó durante diez años, realizada sobre un soporte de vidrio donde recupera los principios de perspectiva y trata las figuras como una proyección de una cuarta dimensión invisible) demostró que ese "anartista" era capaz de pintar lo que le viniese en ganas: desde un cuadro convencional, hasta la maravillosa representación del tiempo y el movimiento fragmentados. Duchamp se dio el gusto, el gran gusto de renunciar, de volver, de abandonarlo todo, de seguir produciendo, de vivir en el límite mismo de su vida como una verdadera obra cotidiana y en el filo, haciendo, demoliendo, importándole nada si genio o fraude si arte o que. Jamás se cuestionó que era arte, simplemente lo generó eclipsando a figuras como Picasso, Bretón, Apollinaire y Picabia.
Un artista que se dio el tiempo de hacer, el de no hacer (como cuando Warhol, en uno de sus demenciales films lo registro con su cámara durante veinte minutos, sentado, fumando un puro e imperturbable) Un artista que reaccionó a tiempo y en la cúspide se su carrera dijo: - Hasta aquí he llegado, ya no pinto más - y no por rebeldía sino por algo mucho más difícil de reconocer, - simplemente, ya no tengo más ideas -, Porque en definitiva de eso se trata...de ideas, de invenciones...y a mi, me robó una (que esto quede bien claro, por favor!)
Una vez dijo: - "El peligro sigue siendo gustar al público más inmediato, ése que te rodea y por último te ensalza y te confiere éxito. Quizá necesitemos esperar cincuenta o cien años para encontrar nuestro verdadero público, el único que a mi me interesa" Tal vez esperando, es que se retiró tempranamente dejando las puertas abiertas a esa vanguardia tal como es entendida hoy, o al menos, como su público la entiende. Sin él no hubiesen existido Andy Warhol, John Cage, la Velvet Undergrownd, Paul Morrisey ni ninguno de aquellos que inauguraron el arte moderno de los 60' Y si no fuese por la idea que me plagió impunemente, yo no estaría ahora escribiendo esta nota y no tendría la oportunidad de reconocer a uno de los más grandes, rendirle mi homenaje y..., por supuesto, perdonarlo, perdonarle todo.
http://www.canaltrans.com/arte/mercurio/duchamp.html
EL DADAISMO

Los dadaistas consideraban el arte como el apoyo de una sociedad burguesa destinada al fracaso y le daban la culpa por no haberla llevado a mejor fin. Es fácil suponer la repercusión de estas afirmaciones en una sociedad que, heredera de los conceptos románticos, consideraba al artista como un ser singular, privilegiado y dotado de facultades poco comunes. Para el dadaismo, el artista era un hombre sin ningún tipo de aptitud especial, y así es como tenía que considerársele. Duchamp propuso utilizar un Rembrandt como tabla de planchar y dibujó unos bigotes en una reproducción de La Gioconda como símbolo de la ruptura con un arte que no era expresión de las auténticas preocupaciones humanas.
Duchamp quiso elevar a la dignidad de arte a objetos simples y cotidianos, los famosos ready-made (objetos manufacturados), como prueba de que el arte era, sobre todo, una actitud mental que residía en el espectador y que, mediante la representación de estos objetos en una sala de exposiciones, se apreciaban las calidades estéticas y no las utilitarias que normalmente sugerían.
Con los ready-made de Duchamp (un objeto cualquiera presentado como si fuera una obra de arte) se da valor a algo que habitualmente no tiene. Al sacar un objeto del contexto que le es habitual y en el que realiza una función práctica, lo sitúa en una dimensión en la que al no existir nada utilitario todo puede ser estético. Lo que determina el valor estético ya no es un procedimiento técnico, sino un acto mental, una actitud distinta ante la realidad. Si cada individuo puede comportarse de manera artística siempre y cuando rompa el círculo vicioso de las reglas sociales, ser artista ya no significa ejercer una determinada profesión que requiere una cierta experiencia, sino ser o llegar a ser libre.
"Dos años después del éxito de los cubistas en el Salón, un año después del escándalo de los futuristas en París -y también un año después de la Guitarra de Picasso, punto de referencia de la escultura moderna- Marcel Duchamp cambia con un solo gesto los raíles por donde circula el arte moderno, que de este modo se lanza en una nueva dirección y durante mucho tiempo.
En 1913 toma la horquilla delantera de una bicicleta, junto con su correspondiente rueda, y coloca el conjunto al revés, sobre un taburete de estudio. A continuación, forma con su nombre esta construcción de objetos, como si se tratase de una obra de arte. A partir de ese momento, este montaje adquiere un valor de obra de arte, no porque lo sea en el sentido tradicional, con mayúscula -además la pregunta sobre si lo es en realidad permanece sin respuesta- sino porque el público, el aficionado o el coleccionista se comportan ante ese objeto exactamente igual que ante una obra de arte. El taburete del taller soluciona de un plumazo el problema de la peana, cosa que Brancusi no había logrado con su híbrida gama de formas artístico-decorativas. Sin embargo, el escabel no es simplemente un pedestal: representa el sillín de la bicicleta.
Desde entonces se advierte que Duchamp ha colocado el mundo cabeza abajo: el sillín en la parte inferior, y la rueda, arriba. La rueda se mueve sin desplazarse de lugar. Agita el aire circundante como si fuese una escoba mecánica y, además, resulta bastante más convincente que las Formas únicas de la continuidad en el espacio de Boccioni". El mismo Duchamp nos explica en qué consisten los ready-made:
"Ya en 1913 tuve la feliz idea de montar la rueda de una bicicleta sobre un taburete de cocina y observar cómo giraba.
Algunos meses más tarde compré una reproducción barata de un paisaje invernal y lo titulé Pharmacy, después de haberle agregado dos pequeños redondeles en el horizonte. En Nueva York, en el 1915, compré en una tienda de viejo una pala de nieve y le agregué esta inscripción: In advance of the broken arm (Anticipando el brazo roto).
Fue un poco más o menos por aquel entonces cuando se me ocurrió la palabra readymade para designar ese género de manifestaciones.
Ahora bien, hay un punto que me interesa sobremanera dejar bien claro y es el hecho de que la selección de esos readymade jamás me ha sido dictada por una delectación estética. Dicha elección siempre está basada en una reacción de indiferencia visual, al mismo tiempo que en una ausencia total de buen o mal gusto..., una anestesia completa, a fin de cuentas. (...) De inmediato advertí el peligro de una repetición arbitraria de tal forma de expresión y decidí, en consecuencia, limitar la producción de readymade a una reducida cantidad por año. Me daba cuenta en esa época de que el arte es para los espectadores, más que el artista mismo, un medio de provocar una obsesión comparable al opio, y quería proteger mis readymade contra tales impurezas".
Estas declaraciones encierran algunos aspectos fundamentales del dadaismo. Rechaza la tradición estilística y los fundamentos esenciales de la actividad artística, así como todos los tópicos que a ella se ligan: la capacidad creadora, la inspiración, el oficio, por lo que hace referencia al "creador", al artista; los géneros, la problemática de las diversas artes, las condiciones estéticas formales y técnicas, por lo que respecta a la obra de arte. Nada queda en pie de una escultura, y de la veneración hacia ella y hacia el escultor, nada puede decirse de técnicas o estilos, de problemas formales; no se trata de una escultura sino de una manifestación, es decir, la expresión de una actitud que, en cuanto tal, si desea provocar, no puede caer en la r,edundancia y el aburrimiento.
Bibliografía
A. Le Normand-Romain, A. Pingeot, R. Hohl, B. Rose i J-L. Daval (1996), La escultura. La aventura de la escultura moderna en los siglos XIX y XX. Barcelona. Carroggio S.A. de Ediciones, pàg. 142-143
Bozal, V (y otros) (1992), La escultura. Tomo 2 de la Historia del Arte. Barcelona. Carroggio S.A. de Ediciones, pàg. 257-162
Marcel Duchamp (1984), Catálogo. Barcelona. Fundació Joan Miró.
Mink, J. (1996), Marcel Duchamp 1887-1968. Colònia. Ed. Taschen
Cabanne, Pierre (1984), Conversaciones con Marcel Duchamp. Barcelona. Anagrama.
Marcel Duchamp (28 de julio de 1887 - 2 de octubre de 1968). Artista dadaísta francés, cuya obra ejerció una fuerte influencia en la evolución del arte de vanguardia del siglo XX.

4 comentarios:

Nocturna dijo...

Como siempre, perfecta reseña.
:)

adolfo payés dijo...

Gracias a vos por tu visita semanal..
besos y abrazos

Nocturna dijo...

Te equivocas, Adolf...
No son visitas semanales, sino diarias.

adolfo payés dijo...

Bueno perdón por lo dicho, y gracias por corregirme